La nostalgia

 Lo que más extraño de la Universidad es el pequeño privilegio en el que me sentía, por lo afortunada que era al haber entrado en la UNAM. Extraño la ligera arrogancia de contestar a la pregunta: ¿en dónde estudias? Y con un orgullo ligeramente irritante decir: en la UNAM.

Extraño ese sentimiento de sentirse en una burbuja donde el mundo real se detenía y se volvía invisible para nosotros, hasta que terminaban las clases y el regreso de dos horas a casa te recordaba que nada de eso iba a durar para siempre.