Cuando te pasa.

Sé que mi cuerpo está compuesto de tejidos, músculos, huesos, venas y arterias, y también sé que saben responder mejor que mi cabeza y todo lo que pasa por ella. Sé que mi cuerpo estará bien pero a veces no sé cómo ordenarle a mis ánimos que sigan al cuerpo, que lo está haciendo como un campeón, que no ha necesitado más que de un mes para volver casi a la normalidad.
Está cansada mi cabeza, le acompaña el ánimo y uno a otro se tropieza cada vez que alguien vuelve a hacer la pregunta obscena. ¿Y cuánto te falta?

No lo sé, no he tenido el ánimo de preguntar, porque no quiero pensar en las trescientas cosas que voy a querer hacer. Hay algo que se me perdió el día en que me lastime, se quebró un pedacito de las cosas que hago y las que no quiero hacer, fue una advertencia pero después también encontré otra cosa, cuando decidí levantarme por mi propio esfuerzo, con el apoyo de las niñas, y decidí caminar y cargar mi brazo hasta donde me tendrían que auxiliar.

El umbral del dolor de mi cuerpo es alto, es tan alto como los ánimos que tenía de recuperarme las dos primeras semanas, estos días esta gastado y exhausto, desconozco que tipo de vitamina se toma uno en estos casos. La paciencia es fundamental y me la tengo que poner todas las mañanas cada vez que me visto para salir al inmenso mar de personas que atraviesan la ciudad para ir a trabajar y después de regreso para descansar y al día siguiente volver a salir a trabajar. Con el poco sentido que tenga eso.

No estoy feliz y tampoco triste, es distinto, tampoco es intermedio. He estado aprendiendo cosas, cosas que había dejado atrás, hace no mucho tiempo y que por fortuna no se me olvidaron, como el optimismo, ese ridículo y vergonzoso, a veces, sentimiento  de que puedo hacerlo, de que puedo sentirme bien y no parar porque el estúpido mundo no va parar conmigo. Dejar de correr por todo, por la carrera, por la gimnasia, por las personas… todo para intentar alcanzar lo que debo a hacer y lo que quiero hacer y con eso solo logro desequilibrar mi vida y las cosas que hago de ella. Sin alcanzar alguna.

Puedo verme mañana otra vez diciendo que todo va a salir bien y  al anochecer volver a acostarme a dormir pensando en que es muy pesado todo esto.