¿Para qué?

Llevo semanas haciendo la misma pregunta para todo, cambie los por qué de curiosidad y ahora quiero justificaciones que me den seguridad.
Elegir caminos es difícil, hay que estar un setenta por ciento seguros, no un cien por ciento, porque en este mundo no existen las totalidades. Inicie este camino conociendo todo y queriendo saber más y más, hoy estoy conociendo los terrenos más apartados y de los cuales la gran mayoría se ha olvidado. Tengo muchos miedos, inseguridades y sobre todo tengo muchas dudas. Estoy dudando de mi capacidad para continuar, pero también estoy dudando de lo que me puede ofrecer mi carrera. En ese lienzo tan amplio que ofrece cosas y cosas, me sumergí y perdí el cabo que me sostenía a una etérea línea de meta.
Me siento cansada, me siento aterrada y me siento muy tonta porque a lo largo de estos tres años, semestre tras semestre me esforzaba tan apasionadamente por aprobar y aprobar materias, me presionaba por recolectar un número de créditos que hoy no significan nada. No significan nada porque no le encuentro el sentido a los números que me dicen que ya casi cumplo con lo que me piden. Y es que así es el sistema educativo en el que me desarrolle: cumplidor.

Está estúpida etapa me hace querer arrancarme los cabellos, me desborda los ojos y me desespera como si no hubiera un mañana. No quiero escucharlos, no quiero condolencias, quiero certezas que me den seguridades. Quiero que me hagan entender, no que me comparen con sus vidas y me demuestren que si alguien más lo hizo, yo puedo hacerlo. Quiero que dejen de decir que las cosas así tienen que ser, que así son y que así serán. Porque no es cierto, porque de que nos sirve la memoria histórica sino podemos cambiar un pequeño rasgo de lo que es nuestro presente.

Ha sido una de las temporadas más difíciles que he tenido, ha sido un estira y afloja que me ha reventado los tendones. Quiero abarcar todo y a la vez no llego a nada.