El empleo de la vejez.

Todas las personas que reparten volantes deberían ser personas de edad avanzada, de buenas intenciones y de corazones sanos.
Últimamente he visto a mucho adulto mayor repartir volantes en la escuela y creo que es el trabajo adecuado para ellos.
Principalmente porque yo casi siempre acepto volantes, porque pienso que es una joda estar parado en el sol con una gorra que te protege de nada, aguantando  las groserías de las personas que tienen muchas cosas que hacer y que siempre llevan prisa,  no me parece que sea el trabajo más fácil. Aunque así parezca.
El punto es que el poder de los adultos mayores es que no quieren molestar: "Porque somos jóvenes y tenemos muchas cosas de que preocuparnos" Aja. 
Si no lo han notado, ellos escogen a las personas que les van a ofrecer un volante. Primero  te miran desde que vienes a unos kilómetros de distancia y cuando hacen contacto visual sonríen, te miran a los ojos fijamente y te entregan el volante en la mano con entusiasmo. Además de que desde antes de que lo tengas en tu mano ¡ya te están dando las gracias! Es imposible no aceptar un volante con una estrategia así.
Es por eso que los volanteros que aplican esta estrategia nunca terminan sus volantes, porque no te entregan diez volantes mientras tú piensas que uno es necesario. No, ellos son conscientes de la situación de basura y de que eventualmente ese volante va ser ignorado en tu mochila, y solo te dan uno. Son muy optimistas y piensan que su método de elección  resultara más efectivo que acabar con los volantes en 15 minutos. 
No pueden negar  que es grato ver a los ancianos trabajar y sentirse útiles en una sociedad. No se pueden comparar con los volanteros jóvenes que no hacen contacto visual, que siempre tienen jeta de indigestión, que están checando quiensabeque en su celular sin saldo, que te dan quince volantes por persona o que ni siquiera te dan las gracias por aceptar su inútil volante de "Escuela de Criminología".