Fermina

Tenía que pensar que era la última vez que se verían frente a frente, tenía que ser profundamente consiente de lo que sucedía en ese momento. Tenía que pensar en ella más que en él. Aprendida a la historia de unos siglos, conmocionada por lo que era sucedía en unos días.
Tenía que imaginar que adelante no había ya nada, más que el vació. 
Tenía que aprehenderse a un beso, a una caricia, a un mal recuerdo, a un día lluvioso, a un rostro y a una figura que no conocía. Desenganchandose de una noche cálida, un tropiezo abrupto y de una historia ajena.
Tenía que tener fe en esa forma irreconocible como cuerpo físico, en esas palabras que significan tantas cosas físicas palpables.
Tenía que pensar en todo, sin precisa razón.

Tenía que pensar que nada habría sido mejor sino le hubiese conocido.