Hoy me sangro la nariz mientras corría.
Corría porque tenía que hacerlo, porque últimamente lo que me queda por hacer es
correr. Tenía el sol en la cara y el viento en la nuca, corría directo hacia el
este.
No tropecé, ni me golpee la nariz. Simplemente
comenzó a sangrar.
No me detuve averiguar, no estaba cansada, no
estaba preocupada, solo paso que las persona comenzaron a mirarme raro. Me
toque los labios y no era sudor lo que me escurría, era sangre. Pura, roja y
brillante sangre.
Ya.