Erbmeicid.

Empecé hacer mis listas de que tan bueno fue el año, estaba también recordando que propósitos cumplí y cuales no, otra vez estoy haciendo lo mismo. Soy un circulo dando vueltas que siempre hace lo mismo en las temporalidades adquiridas, a veces me rehuso a hacerlo pero termino cediendo.
Ya no estoy ocupada, ya no estoy estresada y me siento tranquila y hambrienta.
Ya regrese.
Pero me quiero ir.
Siempre me quiero ir.
Me agrada el diciembre, el que tiene luces y adornos de colores rojos, verdes y dorados; me gusta su histeria colectiva y que pretendan solucionar todo en menos de un mes para estar listos y comenzar otro año, con ilusiones y con promesas que se desarman apenas entra el frió de enero. Con todas las reuniones y los mensajes amorosos, uno siente los lugares más cálidos, es la temporada más hipócrita de la vida y siendo seres sociales nos sentimos cómodos con eso, lo aceptamos y hasta lo adoptamos. Excelente.
Por mi parte es la temporada en que más hago lo que no debo de hacer y me importa poco, porque son las horas en que pienso, que el próximo año voy a obedecer, lo voy hacer mejor o si quiera lo voy a intentar.