Se me terminan las vacaciones, no hice nada provechoso como es mi tradición de verano, tengo muchas latas de ganas para entrar a clases, aunque me contradigo cuando paso veinte horas de mi día postrada en diferentes sitios de mi casa (cama, sillón, silla, sillón, cama, silla, sillón, cama y así se repite) y digo que rico es estar de vacaciones. Deje de hacer todo después de ir a Chacahua, porque nada puede ser más divertido y hermoso que estar allá, nada es igual desde que regrese. Todavía puedo escuchar el mar y rascar la arena de mi mochila que me dice que tan lejos esta la felicidad de mi vida.
Espero ansiosa que inicie otoño aunque no me quejo del verano, porque fue amable.