He tratado de escribirte una carta, en estos días. Has estado presente desde
hace un par de semanas en mis pensamientos trato de no poner atención a eso
pues sé que cuando pienso en tú, nada bueno resulta.
He tratado de escribirte, he tratado de escribir algo hiriente pero no he
tenido éxito, pues todo lo que me sale está ligado a lo que vivimos y a lo bien
que la pasamos. Te he escrito sin embargo poemas en los que me he quedado con
ganas de plasmar lo hiriente que fue para mí esa temporada contigo. He tratado
y tratado, sin lograr mí objetivo.
No sé como sucede que cada que me propongo escribir algo para ti, algo que
me recuerde lo mala que fuiste con mi apabullado corazón me resulta todo lo
contrario.
Tal vez son mis dedos los cuales dejaste bien educados antes de
partir, o las plumas que me regalaste en nuestros aniversarios tenían
alguna clase de truco para que jamás escribiera algo malo sobre ti, algo que te
lastimara. Fuiste muy lista porque también educaste a mis neuronas para pensar
cosas buenas de ti. Al único que no le tomaste la medida fue a mi corazón que
sabe bien lo que ya no siente por ti.