Pasa noches enteras despierta, desde que mamá y un mal trato la obligan a ir a la cama a las nueve. Entra la madrugada y aun no concilia el sueño pues no tiene una pizca de cansancio, solo tiene los oídos tapados con los audifonos conectados al viejo discman que parece una reliquia, escucha discos viejos y canciones que le reviven momentos y le erizan los bellos.
Esperando a que  le dejen de gotear los ojos y poder dormir con un poco de obscuridad.

Melisa se exaspera, inhala profundo y exhala ruidosamente.