Colchón

Casandra tiene los ojos fijos en el techo, no tiene nada que ver, esta distante, ausente, pensando. Todo pasa por su cabeza en menos de un segundo, la comodidad de su colchón la tiene en un estado de relajación pero siente una pequeña molestia.

Todo se siente bien, están descansando sus brazos abiertos con las palmas hacia el cielo, los hombros y el cuello ligeramente estirados pero no se están esforzando. Las piernas de Casandra están estiradas ligeramente separadas y los pies reposan hundiéndose desnudos en las sabanas de su cama. Una estrella pegada en el cielo, así se mira y se siente Casandra.

Aun persiste esa pequeña molestia, el estado de relajación entra en colapso cuando sus pensamientos se enfocan en ubicar el origen, el por qué y la ubicación de esa punzada.
En la espalda, cerca de las costillas, afuera, tal vez adentro del lado izquierdo, molesta.


¿Qué siente Casandra? Siente una punzada fuerte, que le molesta un poco cuando inhala.
Con la cabeza hundida en la almohada hasta las orejas no quiere moverse, no quiere levantarse, no quiere hacer nada., pero la molestia es insistente, parece ser más terca que Casandra al tratar de ignorarla.
Imaginando que tal vez es un resorte desalineado del viejo colchón, que hace meses no voltea. Así decide revisar que es lo que pasa, que esta molestándola y no está equivocada, es un resorte fuera de lugar.


Estará ahí por semanas, la molestia externa de Casandra, hasta que un día se canse y por fin se decida a cambiar el colchón y tirar el viejo.