Es curioso como un día puede empezar mal, eso te hace sugestionar tu mente de alguna forma y esperar que el resto del día siga igual y hasta empeore la situación. Comenzar a fabricar una serie de desgracias en tu cabeza que posiblemente puedan pasar, desde recibir la asertiva cagada de una paloma gorda , hasta la peor desgracia en la cual la integridad fisica se ve en peligro, como ser arroyado por un auto/bicicleta/microbusero/individuoconpoco conocimientodelmovimiento/algún móvil a velocidad supersonica o lo que ustedes se imaginen.
Si, así de pesimista soy cuando mi hermano me levanta picándome la nariz y la boca, me pongo tan malhumorada al grado de llegar asesinar yemas de huevo en el sartén rompiendo sin piedad alguna la fina capa que cubre esa bonita bolita amarilla, es reventada por levantarme de malas.
Una mala mañana, una mañana de ver niñitos ajenos bailar y retorcerse diciendo: yo soy fulana, yo soy mengana, a mí me dicen zutana...
Así, ¿Qué se puede esperar del resto del día? Lo peor o lo mejor, solo esos dos extremos, porque el punto medio se quedo en el bonito sueño que fue interrumpido por la mañana.
Lo que me sorprende, lo que me parece curioso es que una buena película, con los elementos necesarios para entretenerte, una excelente compañía y muuuchos dulces de contrabando en la mochila, remedian los daños, para que al final de la noche cuando estas frente a la pregunta del millón:
¿Qué tal estuvo tu día?
Involuntariamente y con una sonrisa (igual de involuntaria) en la cara respondas mágicamente:
Estuvo muy bien.
Tal vez sea la azúcar que aun esta viajando en mi y altera mi sistema nervioso, puede ser que mis respuestas en el teclado ya estén automatizadas o puede ser que el clima tropical que afecta la temperatura de mi cuarto me haga sentir bien, también es muy probable que mienta o cualquier cosa menos complicada, el punto aquí es que tuve un buen día. Por su tu atención... gracias.
Buenas noches.