Señor Eugenio

Señor, ¡no te vayas por favor! No me dejes aquí con las maletas hechas y el corazón alborotado, llevame contigo que es donde me siento mejor, caminare lo que sea necesario, no abriré mi boca en ningún momento a menos que me lo pidas, no me quejare de las ampulas que saldrán en mis pies por tu miedo a los autos. Me he cargado con lo más escencial no tendrás que ayudarme a cargar las maletas ni siquira tendrás que tomarme de la mano para que no pierda el camino.
Mira lo hago por estar contigo, estrangulo mi lado más cursi para que seas feliz para que seamos felices.
Por favor, no me dejes aquí, que seguro me pudro de tristeza.