La cuartilla del séptimo.
Está a punto de iniciar el último año de mi
carrera y siento que fue hace un año cuando decidí cambiarme de carrera, cuando
lloraba en todas partes porque no me gustaba nada de lo que hacía. Estoy
satisfecha. En realidad no, pero siempre encuentro la magia para continuar
haciendo lo que necesito para cubrir los requerimientos escolares y obtener el
papel que acredite que cumplí con lo necesario para hacerme llamar licenciada
en geografía.
Nada de eso representa algo concreto para mí, no
me impresiona el papel grueso con inscripciones vacías de reconocimiento. Me
entusiasma más, tener firmeza de lo que aprendo, de que es útil, por
ahora no tengo la inquietud de que me aprueben todo lo que hago. Por ahora.
Aún me siento perdida en un marcillo de
conocimientos y de cosas que no tengo bien aprendidas, son mis debilidades
aunque estoy en tiempo de compensarlas.
Tengo muchas dudas, empezar una tema de tesis no
es lo más sencillo del mundo, espero que existan libros acerca de cómo se hace,
para que no los lea y al final termine haciendo lo que yo quiera, como yo
quiera y cuando yo quiera. Claro, bajo el yugo de mi asesor y master sensei que
también he de elegir. Deberían existir libros también que te hablen de cómo
elegir a un asesor y como proponerle ser tu asesor. En serio, esto es más serio
que el matrimonio.
Me va bien querer tener una buena actitud ante
los letrados pero no consigo nada congeniando con personas que no quieren darle
oportunidad a lo diferente.
Me estoy poniendo nostálgica cada vez que leo mi
historia académica, cada vez que reviso fotografías y antiguos ensayos o
trabajos de semestres pasados.
Las despedidas más tristes son las de verano,
porque calan con el calor y con las abrumantes lluvias. Ese tiempo y las
rigurosas tardes de mercado con nada más que hacer que esperar a que pasen las
horas me revientan los nervios. El verano es muy difícil para mí, siempre,
excepto cuando estoy en el mar.
No sé que como me voy a poner cuando este en el preámbulo
del final del octavo semestre. Porque mi vida académica empezara a agonizar y
mi mejor idea es prolongarla infinitamente hasta que la vida de mis padres
alcance y mi vida me dé chance también, haciendo otra carrera o estudiando una maestría.
Pero no nos adelantemos.